domingo, 30 de mayo de 2010

Saqueo petrolero en Malvinas

25 de marzo de 2010

¡Basta de que los ingleses nos roben el petróleo!


Gran Bretaña inició exploraciones para quedarse con el petróleo en el Mar Argentino. Cristina le otorga al Barclays, uno de los dueños de la empresa exploradora, el control del canje de la deuda externa. ¿Qué hacer frente a la usurpación y el saqueo?


El gobierno inglés ha dado un nuevo paso en su ya larga lista de atropellos posteriores a la guerra de 1982. Ahora ha decidido unilateralmente iniciar acciones de exploración de petróleo en el Mar Argentino, a unas 150 millas al norte de Malvinas, por medio de la empresa Desire Petroleum (uno de cuyos principales accionistas es el Banco Barclays), a través de la plataforma petrolera Ocean Guardian.



Es una muestra más del fracaso de la llamada política de “desmalvinización”, que llevaron adelante todos los gobiernos argentinos desde 1982. Intentaron “normalizar” lo antes posible las relaciones con Gran Bretaña, “congelando” el reclamo, haciendo “como si” la usurpación de Malvinas no existiera.



Mientras tanto, los ingleses siguieron avanzando. Ya en 1982, al finalizar la guerra, el Reino Unido había fijado una “zona de exclusión” de 200 millas. En 1987, unilateralmente establece una zona de 150 millas de explotación pesquera exclusiva, adjudicándose de hecho 214.000 kilómetros cuadrados. En 1991, después incluso de los llamados “acuerdos de Madrid” -máxima entrega de Menem a los ingleses, donde hasta deja “en suspenso” el tema soberanía-, Gran Bretaña vuelve a avanzar unilateralmente, declarando una virtual soberanía sobre las 200 millas de lecho y subsuelo submarino alrededor de Malvinas, sumando a su control 438.000 kilómetros cuadrados. Y en 1993, se adjudica las 200 millas alrededor de las Georgias y Sandwich del Sur, agrandando su “zona exclusiva” a 1.200.000 kilómetros cuadrados. Con este “antecedente”, se posiciona para reclamar dos millones de kilómetros cuadrados más en la Antártida Argentina.



La “pampa sumergida”



Dimensionemos estos números. Todo el territorio argentino alcanza 2.800.000 kilómetros cuadrados. Nuestra plataforma continental del Mar Argentino ocupa 1.500.000 kilómetros cuadrados y la Antártida Argentina otro millón. Por lo tanto, lo que está en juego no es sólo el territorio de las islas, sino una superficie casi similar a toda la Argentina continental.



El interés británico en esta área puede resumirse en dos cuestiones. La geopolítica: se trata del control imperalista sobre el Atlántico Sur. Gran Bretaña ha instalado la base militar de Mount Pleasant en Malvinas, como parte del dispositivo militar de la Otan, que se articula con el despliegue de la IV Flota de los Estados Unidos, aliado estratégico de los ingleses.



El otro interés es el económico. A la conocida riqueza pesquera de la región, que ya está siendo saqueada, se le suma la casi certeza de inmensas reservas petroleras, estimada en 60.000 millones de barriles de petróleo (30 veces nuestra deuda externa).



Ante semejante conflicto, el gobierno de Cristina no hace nada. O peor que nada. No sólo no ha denunciado y roto los acuerdos de Madrid firmados por Menem (que, como vimos, son burlados sistemáticamente por los ingleses). Tampoco ha denunciado el tratado de Lisboa de la Unión Europea, que incorpora a las Malvinas como territorio extracontinental europeo. Lo peor es que, mientras “protesta” formalmente, sigue ofreciéndoles negocios a las empresas británicas, incluso a las directamente involucradas en el saqueo de nuestro petróleo en Malvinas. Tal el caso del Barclays, que ha sido designado por el ministro Boudou como uno de los bancos encargados del nuevo canje de deuda.



Hay que hacer lo contrario. Romper los acuerdos entreguistas firmados por Menem, denunciar en todos los foros la agresión británica, hacer un escándalo diplomático internacional, reclamar la solidaridad de todos los países del Tercer Mundo. Y, por sobre todo, usar la única herramienta que hoy efectivamente les dolería: atacar sus intereses económicos, confiscando sus empresas (ver recuadro).



A 28 años de la guerra, el reclamo de nuestra soberanía sobre Malvinas va mostrando su real dimensión. No sólo se trata de la justa devolución de un territorio usurpado. Hablamos de la riqueza de futuras generaciones de nuestro pueblo. Está en juego la mismísima existencia de soberanía sobre la totalidad del Mar Argentino. Es una tarea antiimperialista pendiente que, en el año del Bicentenario, la debemos asumir como tal.

No hay comentarios: