16 de Diciembre de 2009
Vuelven las crisis de la deuda externa
Hace un par de semanas fue Dubai. Mientras muchos economistas del establishment y los principales medios financieros mundiales buscaban demostrar que “la crisis mundial se ha superado”, sorpresivamente el fondo privado Dubai World se declaraba en cesación de pagos por 60.000 millones de dólares. ¿Qué había pasado? Nada nuevo, simplemente el estallido de una nueva “burbuja especulativa” montada sobre fantásticos megaproyectos inmobiliarios (islas artificiales con forma de palmera, hoteles “siete” estrellas, pistas de esquí en medio del desierto).
Y ahora Grecia. Al cumplirse un año de la rebelión juvenil en Atenas, se produjo una feroz represión sobre las decenas de miles de personas que salieron a las calles para conmemorar el primer aniversario del levantamiento. ¿Por qué un nuevo gobierno, el de George Papandreu, perteneciente al Pasok (Partido Socialista), inauguró su mandato con semejante represión? Es que Grecia está ubicada en el ojo del huracán de la crisis económica mundial, que parece querer convertirlo en su próxima víctima. La deuda externa griega ha llegado al 113% de su PBI y se calcula que terminará el año con un déficit fiscal del 12% (cuando, por definición, ningún país miembro de la Unión Europea está autorizado a un déficit superior al 3%). Las agencias calificadoras internacionales de deuda (que le indican al establishment el “riesgo” de invertir en un país u otro), se apresuraron a reducir la calificación de la deuda griega. Pero, como país miembro de la Unión Europea, no tienen moneda para “devaluar” (circula el euro), por lo que suena cada vez más la posibilidad del “default” (que Grecia deje de pagar su deuda). La forma de evitarlo, obviamente, es que logren hacer pasar un feroz ajuste de la mano del FMI.
Mientras tanto, ya empiezan a llegar noticias cada vez más fuertes de que también España está entrando en un tembladeral: con un déficit fiscal del 11% de su PBI y un desempleo de casi el 20%, el Wall Street Journal titula “La deuda de España alimenta los temores de una crisis fiscal en Europa” (10 de diciembre). Es que la economía mundial no ha salido de la crisis que estalló en 2007. No hay recuperación genuina alguna y los índices de desempleo, pobreza y hambre siguen creciendo pavorosamente en todo el planeta. Con los billones de dólares que la Reserva Federal yanqui y los bancos europeos y japonés tiraron para salvar a los especuladores, lograron hacer crecer espectacularmente algunas bolsas del mundo y generar ciertos “negocios ficticios” que sirven para enriquecer a unos pocos -como los directores de bancos, que han vuelto a sus escandalosas comisiones millonarias-, pero que a poco de andar “estallan” dejando un tendal. Por eso está más vigente que nunca la consigna que se coreó en la multitudinaria marcha que recorrió Madrid el sábado pasado: “que la crisis no la paguen los trabajadores”.
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