El gobierno de Cristina nos quiere vender que el pago al Club de París fue un acto soberano, que abrirá el camino a nuevas inversiones y mayores beneficios para el conjunto del pueblo.¿Hay algo de cierto en esto?
¿Vendrán más inversiones y tendremos más trabajo?
En general no es cierto que “cuando vienen inversiones extranjeras” aumenta la prosperidad de los trabajadores. Por lo general es mucho más lo que se llevan que lo que dejan, como resultó con la gran “entrada de capitales” de los 90 con las privatizaciones. Ni aumentó el empleo o los salarios (más bien lo contrario) ni mejoraron los servicios prestados.
Pero en este caso, la mentira es mayor. Pagamos, pero a cambio de nada. O algo peor que nada: ¡el único crédito importante que este pago podría destrabar son los 3.000 millones de dólares iniciales para la construcción del tren bala!
Mientras tanto, pensemos todo lo que se podría haber hecho con los 6.700 millones de dólares que regalamos. Para comparar, el total del pago equivale a 21.000 millones de pesos, 13 veces más que el costo del aumento que piden los docentes bonaerenses; o tres veces y medio más que todo el dinero anual destinado a las universidades nacionales.
¿Nos estamos desendeudando?
Seguimos debiendo millonadas. Con este pago, la deuda todavía asciende a 143.141,4 millones de dólares. Y encima el pago al Club de París “abrió la puerta” para que ya se hable explícitamente de la renegociación con los bonistas que quedaron fuera del canje del 2005. El gobierno, aunque lo niegue en público, está realizando gestiones en esa dirección. O sea que pronto nos desayunaremos que debemos 31.600 millones de dólares más. En síntesis: la deuda sigue creciendo, a pesar de que los Kirchner tiene el récord de ser los que más deuda en efectivo pagaron en la historia argentina: con el monto del Club de París, ya llegaron a 31.689 millones de dólares.
Pero, ¿por lo menos se resuelve el problema de los vencimientos inmediatos?
En absoluto. Seguimos teniendo vencimientos infernales en el cortísimo plazo. El año próximo entre capital e intereses vencen 20.000 millones de dólares. Y el gobierno recurrirá otra vez a sus superávit récord (a costa de salarios, salud y educación), a la plata de los jubilados (superávit del Anses), a los préstamos a tasas siderales que consigue colocando bonos en Venezuela, y, tal vez, a refinanciar algunos préstamos con los bancos locales. La respuesta a si, después del anuncio del pago al Club de París, se abrían los mercados financieros para refinanciar la deuda argentina estuvo al día siguiente: siguieron cayendo los bonos argentinos que cotizan en las bolsas mundiales y aumentando el riesgo país (o sea la tasa a la que se le prestaría a la Argentina).
¿Nos salvamos de “tener que pasar por el filtro" del FMI?
De hecho estamos transitando “informalmente” el camino que nos hubiera trazado el propio Fondo. Por eso, éste expresó su “beneplácito” por el pago, igual que los países miembros del Club de París (del cual el propioFMI es asesor privilegiado). El Fondo, los editoriales de los diarios financieros internacionales (Wall Street Journal y Financial Times) y los informes de las consultoras de la City yanqui, ya nos marcan el “programa” a seguir: ahora se debería negociar con los bonistas que quedaron fuera del canje, seguir con los aumentos de tarifas de las privatizadas y pagar los fallos desfavorables del CIADI (tribunal internacional del Banco Mundial, donde probablemente termine el caso Aerolíneas). Es que por algo seguimos siendo miembros del Fondo.
¿Es un “nuevo acto de independencia”?
Si alguno se creyó a fines del 2005 que el pago en efectivo al FMI “nos iba a liberar”, ya hace rato que se desencantó. La deuda sigue existiendo, y ni siquiera nos sacamos de encima al propio Fondo, que sigue “marcándole el paso a la economía argentina”. Si hay algo que este pago no es, es un acto de “liberación”. Se trató del accionar desesperado de un gobierno al que le está fracasando hasta la táctica fácil de financiarse con la compra de bonos con Venezuela. Las propias usinas de Wall Street (FMI incluido) fueron las que venían urgiendo a la Argentina para que “normalizara” su deuda con el Club de París. O iba a negociar un plan de pagos con el FMI o cancelaba en efectivo. Ninguna de las dos opciones eran “actos de independencia”, sino de sometimiento. Hasta lo reconocieron consumados oficialistas como Miguel Bonasso, que dijo que este pago era igual a la política de los ´90 o Tumini, de Libres del Sur, que reconoció que la medida no tiene nada de “nacional y popular”.
¿Es en beneficio del pueblo?
“Dime quien aplaude, y te diré quien se beneficia”. Todos los empresarios con intereses en la Argentina aplaudieron de pie. “Es un primer paso para volver al escenario internacional”, fue la frase más escuchada. Traducido: se les abren las oportunidades de más ganancias a los empresarios. Sumémosle a esto las felicitaciones del Fondo, de los gobiernos imperialistas y hasta del propio candidato de Bush a la presidencia yanqui, Mc Cain.
Para los trabajadores y el pueblo, “volver al escenario internacional” significa en concreto 6.700 millones de dólares menos para destinos sociales, pero también aumentos de tarifas, mayor endeudamiento del que habrá que hacerse cargo en el futuro y promesas de más “señales de ajuste”, como por ejemplo el rumor cada vez más fuerte de que se mantendrán cerradas las paritarias hasta junio del año próximo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario