viernes, 5 de septiembre de 2008

Otra vez el conflicto del campo

¿Qué están pidiendo las entidades del campo?

La Mesa de Enlace de las cuatro entidades del campo están reclamando un “plan agropecuario nacional”. La Federación Agraria mantiene su unidad con la Sociedad Rural, CRA y Coninagro. ¿Es la continuidad de la lucha contra la Resolución 125? ¿Sirve el programa actual a los pequeños productores, a la clase trabajadora y al resto de los sectores populares?

Durante los cuatro meses que duró el conflicto contra el aumento de las retenciones, acompañé el reclamo de los pequeños productores. Expliqué que la resolución 125 iba a terminar fundiendo al pequeño productor, favoreciendo la concentración de la tierra en manos de la oligarquía, los grandes capitales de los agronegocios y los pooles de siembra. Y denuncié que el único que terminaba pagando la totalidad de las retenciones era el pequeño productor, mientras las grandes exportadoras desarrollaban mecanismos, en complicidad con el propio Estado, que les permitía evadir gran parte de las mismas.
Señalaba también, que el aumento de las retenciones no era en beneficio de la clase obrera. No permitía que los precios de los alimentos se mantuvieran bajos, ni tenía como objeto recaudar para volcar fondos a salud, vivienda o educación, como decía cínicamente el gobierno, sino que el destino de ese dinero era hacer frente a los vencimientos de deuda externa y pagarle subsidios a los grupos económicos, principalmente de las privatizadas.
Afirmaba, además, que era falso que se tratara de una puja entre un gobierno “progresista” y una derecha que quería destituirlo, como afirmaba el propio gobierno, la CGT o D‘Elía. Expliqué que ni el gobierno era progresista ni había ninguna posibilidad de golpe de estado. Por el contrario, una derrota del gobierno dejaba a la clase obrera en mejores condiciones para encarar sus propias luchas por el salario.
Todo esto al mismo tiempo que criticaba que la Federación Agraria le cediera a la Sociedad Rural, a Confederaciones Rurales Argentinas y a Coninagro, al sostener un punto de unidad correcto - la derogación de la 125-, pero negándose a levantar el resto de los reclamos, empezando por el de retenciones diferenciadas para los pequeños productores, y siguiendo por su programa histórico de reivindicaciones, que llega, recordemos, hasta la reforma agraria.

El reclamo actual

La resolución 125 cayó, pero quedaron pendientes todos los demás problemas para los pequeños productores. En especial el reclamo de retenciones diferenciadas, ya que actualmente paga lo mismo un gran terrateniente que un productor de 100 hectáreas. Por eso hay actos y asambleas en muchos pueblos, porque se viene la época de la siembra y la situación de los pequeños y medianos productores en muchos casos está peor que en marzo, debido al aumento de los precios de los insumos y a la situación de sequía que afecta a gran parte del país.
Las entidades de la Mesa de Enlace han vuelto al reclamo. Y, lamentablemente, los dirigentes de la Federación Agraria, encabezados por Buzzi y De Angeli, siguen con la misma política de unidad indiscriminada con las otras entidades. Pero ahora, no es por un punto común ante el ataque del gobierno (como era la 125), sino que directamente defienden un programa que sólo le sirve a la oligarquía y los grandes capitales del campo y no resuelve en absoluto las necesidades del pequeño productor.
Se trata de un conjunto de planteos que esencialmente tienden a apuntalar las ganancias de los grandes grupos del campo. Y que, además, van directamente contra los trabajadores y demás sectores populares. Veamos. Proponen terminar con el “desacople” de los precios internos y externos. Traducido, esto quiere decir que la Mesa de Enlace propone igualar los precios a que se venden la leche o la carne en el mercado interno, al valor internacional. Es una propuesta que va directamente contra el salario. Seamos claros: nosotros criticamos a Guillermo Moreno porque no controla a los grandes monopolios, además de esconder la inflación con la patota del Indec. Pero estamos a favor de que haya controles de precios serios y reales en los artículos de la canasta familiar, y que los precios de estos bienes estén a un valor acorde al bolsillo del trabajador, y no “al que marque el mercado mundial”.
El extremo de todo esto es el pedido de Buzzi de devaluación, que significa menos salario real y más inflación, al sólo efecto de ampliar las ganancias de los exportadores. A esto se suman planteos como los del grupo Pampa Sur, que propone un “Plan Ganadero”, cuyo eje es reclamar que los estancieros paguen menos impuestos y aportes previsionales.
En síntesis, hoy las organizaciones de la Mesa de Enlace están pidiendo: aumento de “sus” precios (vía liberación de los mercados de carnes y lácteos, o directamente de devaluación), y más compensaciones (léase subsidios), cuando, como lo ha denunciado la propia Federación Agraria, se sabe que estos quedan mayoritariamente en manos de los pulpos monopólicos. Y, a la vez, siguen sosteniendo una mayor rebaja a las retenciones para todos.
La Federación Agraria debilita el reclamo de los pequeños productores al negarse a separarse del resto de las entidades y confundir sus planteos con los de los grandes del campo. Al mismo tiempo, no ha dado un sólo paso para acercarse a la clase obrera. En ninguno de los conflictos en curso -ni en el de los cordobeses contra la rebaja jubilatoria, ni en el de los docentes, ni en el del Neumático- se escuchó una sola voz de solidaridad proveniente de dicha organización.
Por todo esto, no considero correcto apoyar el actual reclamo de la Mesa de Enlace. Por el contrario, sostengo que la Federación Agraria debe cambiar, romper con el resto de las entidades y desarrollar un programa para unir en una sola lucha la pelea de los pequeños productores con la de los trabajadores y demás sectores populares.

Un programa alternativo

A continuación, el desarrollo de un programa agrario alternativo, desde la izquierda, que es el que debería levantar la Federación Agraria en la actualidad:

● Apoyo al pequeño productor que produce hasta 400 o 500 toneladas de granos, al pequeño ganadero y al pequeño tambero. Retenciones diferenciadas, incrementándolas para los grandes y eliminándolas para los pequeños. Precios máximos para invernadores, feedlots, frigoríficos, grandes empresas lácteas, cerealeras y monopolios del complejo sojero, no para el pequeño tambero o criador de ganado. Precio sostén (mínimos) y créditos para el pequeño productor de granos, carne y leche.
● Estatización de la producción de semillas y fertilizantes, para terminar con los negociados de las multinacionales como Monsanto, Nidera y Profértil.
● No a la “liberación de los precios” de carne, leche y otros productos de la canasta familiar propuesto por la Mesa de Enlace, ni a los acuerdos de precios “truchos” como los de Guillermo Moreno. Por un control de precios real a los productos de la canasta familiar, con aplicación de la Ley de Abastecimiento a los grandes frigoríficos, supermercados y monopolios de la alimentación.
● Ni devaluación ni “dólar bajo”. Nacionalizar el comercio exterior, para planificar qué se exporta y qué se dedica al mercado interno, evitando faltantes y alzas de precios. Así se garantizará que las divisas que generan las ventas externas no queden llenando los bolsillos de los grandes monopolios (como Bunge y Born, Vincentín, Cargill, Grobocopatel o Dreyfuss) y se destinen a resolver las urgentes necesidades populares.
● Reforma agraria que permita recolonizar el campo argentino, expropiando a la oligarquía terrateniente, a los capitalistas del campo (el “agrobusiness”) y a los grandes grupos agrícolas financieros (pooles de siembra), así como a los monopolios cerealeros, aceiteros y frigoríficos. Adjudicación gratuita de chacras o granjas de explotación mixta (inferiores a 100 o 200 hectáreas según la zona y el tipo de producción), proveyendo a los colonos con maquinaria, vivienda, crédito barato, semillas y fertilizantes. Explotación cooperativa o por el Estado cuando la escala requiera la existencia de grandes establecimientos. Límites a la acumulación de tierras, garantizándole al pequeño productor condiciones de vida digna y trabajo.
● Incorporación de los trabajadores rurales a la Ley de Contrato de Trabajo (hoy excluidos por una ley de la Dictadura), blanqueo inmediato y fin de la terciarización, garantizándoles un salario igual a la canasta familiar.

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