martes, 23 de septiembre de 2008

Crisis mundial: el salvataje de los 700.000 millones

Las crisis arrasan con empleos, salarios y viviendas

No es la primera vez que la economía mundial entra en crisis de esta magnitud. Algo similar ocurrió en 1929, donde millones perdieron sus empleos y ahorros. O, más cerca en el tiempo, en la crisis del petróleo de 1973, en el “efecto tequila mexicano” del ´94, o en la crisis asiática del ´97. O en nuestro diciembre del 2001. Muchos dicen que es responsabilidad del “capitalismo salvaje”, “el neoliberalismo”, o la falta de controles por parte del Estado. Pero la realidad es que el culpable tiene un solo nombre: el capitalismo.
Los titulares de todos los diarios del mundo dan cuenta de la caída de las bolsas y los bancos. Adentro, más chiquito, explican también cómo eso repercute en puestos de trabajo: 600.000 personas perdieron su empleo en los propios Estados Unidos, los salarios caen, la gente pierde sus casas por no pagar las cuotas, en Europa se acabó el “boom” inmobiliario y entonces los miles de inmigrantes que trabajaban en la construcción quedan en la calle. También se discute como repercute esta crisis sobre “los países pobres”. Casi como un detalle se especula cuantos cientos de millones de nuevos pobres habrá, o a cuánto ascenderá la ya horripilante cifra de 850 millones de hambrientos del planeta.
Como siempre, empiezan las explicaciones de “porqué pasa todo esto”. George Soros, uno de los mayores buitres de las finanzas mundiales, pontifica: “la culpa de la actual crisis la tiene el fundamentalismo de mercado, que no es otra cosa que el laissez-faire (dejar hacer) del siglo XXI; las finanzas se han vuelto tan irracionales que habrá que ponerlas nuevamente bajo control; el monetarismo es una doctrina errónea” (Ambito Financiero, 22 de setiembre). Por su parte, John Auter, editor de inversiones del FinancialTimes (el diario financiero más importante de Europa) opina: “el sistema de regulación que ha supervisado la globalización de las finanzas en los últimos diez años ha fracasado, más allá de toda duda” (Clarín, 21 de setiembre). Joseph Stiglitz, ayer vicepresidente del Banco Mundial, hoy devenido en progresista, también aporta lo suyo: “hemos visto que no se puede dejar a los bancos de inversión regularse a sí mismos. No se puede dejar a la Reserva Federal, que está estrechamente aliada a los banqueros, a cargo de toda la regulación del sistema financiero. Se suponía que la Reserva retiraba el ponche cuando la fiesta se volvía escandalosa, pero en su lugar echó más alcohol (Página 12, 21 de setiembre).
Podríamos seguir con citas similares hasta el infinito. Para la mayoría de los “expertos” esta crisis es “excepcional”, surgió por “falta de regulaciones”, y se arregla con una mayor intervención del estado sobre el sistema financiero. Algunos banqueros habrían aprovechado las políticas del capitalismo “salvaje”, sin límites, e hicieron fortunas desmedidas con operaciones riesgosas que no controló nadie.
Es evidente que todo esto existió, pero como explicación se queda a mitad de camino. No es la primera vez que pasa. Citamos más arriba sólo algunos ejemplos de otras crisis que, a lo largo del siglo XX, dejaron su tendal de depositantes estafados, desempleo, caída de salario y miseria.
El capitalismo siempre funcionó así. Como una gran timba, con miles de millones de dólares buscando su mayor ganancia, con las ruletas rusas de las bolsas, con especulaciones, hoy sobre el petróleo, la soja o el dólar, antes sobre el oro y, si queremos hacer historia económica, en el siglo XVIII con tulipanes. Y siempre cuando los especuladores pierden, salen a buscar el auxilio de “su” estado, para que los rescate, argumentando que corre riesgo “la estabilidad del sistema”. Los platos rotos terminan pagándolo los pueblos, con desempleo masivo, impuestazos para pagar esos salvatajes, cuando no directamente guerras por el reparto del mundo.
¿Estatización? ¿A quién se quiere salvar?
Hoy estamos a las puertas de un nuevo rescate gigantesco. En los últimos 15 días los Estados Unidos pusieron 85.000 dólares para salvar a la mayor aseguradora del mundo (AIG), y 200.000 para salvar a las dos hipotecarias Fanny Mae y Freddie Mac. Como no alcanzó para parar la crisis, el jueves pasado se anunció un “megaplan” por el cual el gobierno yanqui se haría cargo de todas las deudas incobrables, hasta un monto de 700.000 millones de dólares.
Muchos periodistas señalan irónicamente que los Estados Unidos, el país “ejemplo de capitalismo y libre empresa” está produciendo las mayores estatizaciones del mundo. Incluso algunos se preguntan si no habría que cambiar el nombre de los Estados Unidos a “Estados Unidos Socialistas de América”. Pero, en realidad, lo que ocurre es exactamente lo opuesto: se trata de una “socialización de las pérdidas” para limpiar a los bancos y permitirles que sigan operando normalmente con sus ganancias. El “plan” consiste en salvar a los dueños de los bancos, las aseguradoras y todos los pulpos multinacionales que quedaron entrampados en esta bicicleta financiera, a costa de los trabajadores norteamericanos –que pagarán más impuestos- y de los pueblos del mundo, sobre los que se tratará de descargar la crisis con más pagos de deuda y saqueo de sus recursos. El rescate es tan “pro-capitalista” que no se contempla en absoluto ninguna salida para los millones de trabajadores que están perdiendo sus casas por no poder afrontar la cuota. Es un “rescate” parecido al que realizó en nuestro país, en1982, el entonces Presidente del Banco Central, Domingo Cavallo, cuando estatizó toda la deuda privada, cargándosela al estado nacional. Así nació nuestra terrible deuda externa, que todavía hoy estamos pagando.
Qué la crisis la paguen los que se beneficiaron con ella
“¡Se acabó la fiesta!”, hoy dicen los banqueros y sus asesores económicos. Y ahora pretenden que “la cuenta” de sus ganancias, su especulación sin límites y el estropicio causado lo paguen los pueblos del mundo con más miseria, hambre, y saqueos de sus riquezas. Esta es la perversa lógica del capitalismo, que en los momentos de crisis nos muestra su cara más siniestra. Piden “normalidad” y que los salven para seguir explotando “como todos los días a los trabajadores”, destruyendo el medio ambiente y, en definitiva, liquidando el futuro de la humanidad.


¿A cuánto equivale el rescate a los banqueros?

Los 700.000 millones de dólares son:
dos veces el PBI de la Argentina.
64 veces el PBI de Bolivia
175 presupuestos de educación de la Argentina
23 presupuestos anuales de la FAO para combatir el hambre en el mundo

Henry Paulson: el lobo cuida a las ovejas

Los fondos del megarrescate de 700.000 millones de dólares serán manejados a discreción por el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos (equivalente a nuestro Ministro de Economía), que no tendrá que dar cuenta de qué hace con ellos. Pero ya nos podemos imaginar leyendo su currículum. Paulson era, hasta mayo del 2006, en que asumió su cargo en el Estado yanqui, el presidente nada menos que de Goldman Sachs, uno de los cinco grandes de inversión de Wall Streets. Así, jugando en la misma ruleta financiera que provocó el tendal de bancos que hoy tiene que rescatar, hizo que Goldman tuviese una ganancia récord de 5.600 millones de dólares en el 2005. A Paulson, personalmente, le toco un “bono” de premio, por 38,5 millones de dólares. Hoy este personaje asegura que, en el caso de los bancos rescatados, sus directivos seguirán cobrando sus respectivos “bonos anuales de recompensa”. Todo queda entre amigos.

El último escándalo de Lehman Brothers

El último acto de Lehman Brothers antes de su quiebra no tiene desperdicio: transfirió 2.500 millones de dólares de su filial en Londres, donde aún tenía efectivo, hacia la casa central en Nueva York. El objetivo era los “premios” a los directivos yanquis de la empresa, dejando sin sus sueldos a los empleados de todas las filiales europeas. Todo un ejemplo de cómo funciona el capitalismo.

No hay comentarios: