martes, 12 de agosto de 2008

Deuda externa: se acaba el doble discurso

Uno de los pilares más fuertes del doble discurso kirchnerista se derrumba inexorablemente. Aquel que comenzó allá por comienzos del 2005, cuando nuestro país regaló 11.000 millones de dólares al FMI, para cancelar por adelantado su deuda con ese organismo. Y que se terminó de construir con el canje de la deuda que estaba en default desde diciembre del 2001, cuando se canjearon los viejos bonos por nuevos y se empezó a pagar de vuelta. Ahí se nos dijo que, ahora sí, el viejo y remanido tema de la deuda externa estaba terminado. Que nunca más íbamos a depender de los buitres de los mercados internacionales. Y que nuestra política económica se independizaba “definitivamente” de los dictados del FMI.
De poco sirvió demostrar que el gobierno de Kirchner era el que más había pagado en efectivo en concepto de deuda de toda la historia argentina (lo que ya es mucho decir). Ni demostrar que, cual bola de nieve, nuestro endeudamiento comenzaba otra vez su senda de crecimiento hacia el infinito. Ni, menos aún, explicar que, cuando nos prestaba Chávez, no era por bondad o “solidaridad latinoamericana”, sino por el excelente negocio de hacerlo a una tasa que era el doble que la internacional. Durante un par de años predominó en amplios sectores populares la confianza en que, esta vez sí, se había resuelto esa herencia maldita que nos viene de la época de la dictadura.
Pero no se puede tapar el cielo con las manos. Los discursos se rinden ante la realidad. Hoy debemos 144.728,6 millones de dólares, un 56% del PBI, números muy superiores a los que había al final del gobierno de De la Rúa, que era del 54% del Producto Bruto Interno. Y si sumamos a los bonistas que no aceptaron la reestructuración del 2005, llegaríamos a 170.000 millones de dólares, un 67% del PBI. Este año, nuestro endeudamiento ya creció un 6% en dólares (o un 9% en pesos).
Y seguimos tirando divisas. Desaforadamente. La semana que pasó se pagaron 2346 millones de dólares por los vencimientos de capital e intereses del Boden 2012. La inmensa mayoría de ese dinero no se reinvirtió, sino que se fugó del país. Recordemos que ese bono, que originalmente se había entregado a ahorristas que habían quedado atrapados en el corralito y a bancos para “compensarlos” por la pesificación de deudas, hoy están mayoritariamente en manos de fondos de inversión y bancos, en su mayoría en el exterior del país.
Mientras tanto, el gobierno sigue negociando como reanudar los pagos al Club de París (se le deben 6.300 millones), que reclama, para cerrar la negociación, un pre-acuerdo con el FMI (¿no era que nos habíamos liberado?).

Llegó la hora de pagar “cash”

El nuevo problema del gobierno es que empiezan a caer los vencimientos “fuertes” del canje del 2005. Y esto sucede justo ahora, que, crisis económica mundial mediante, se han cerrado todas las fuentes externas de financiamiento. El gobierno viene maniobrando, usando para pagar los superávits fiscal récord de los últimos años, el superávit del Anses (que, recordemos, es plata que no le pertenece, ya que es propiedad de los jubilados), o renegociando cada vencimiento tirando bonos al mercado y exigiendo su compra a las AFJP. Pero frente a la ola de grandes vencimientos no hay maniobra que valga.
Para eso le queda una sola ventanilla exterior: los préstamos de Venezuela. Chávez ya lleva comprados 7.416 millones de dólares en Boden 2015. Claro que ya no los tiene, sino que se los ha vendido a los bancos comerciales venezolanos que a su vez los han colocado en Estados Unidos, en una compleja operación financiera que les permite a los banqueros venezolanos evadir el valor oficial del dólar y quedarse con la diferencia entre este valor y el del mercado paralelo venezolano.
El escándalo estalló la semana pasada, cuando el gobierno venezolano le prestó a la Argentina 1.000 millones de dólares a una tasa del 15,6%. Para comparar: en junio de 2001, Cavallo realizó la operación conocida como “megacanje”, y pagó una tasa, en ese momento considerada usuraria, del 15,29%. Perú acaba de pagar una tasa por un bono emitido por un plazo similar (con vencimiento en el 2015) una tasa del 5,6%. ¡Se estaba aceptando una tasa igual a la de los momentos anteriores a la cesación de pagos del 2001, un 10% por encima de la del mercado! Encima Chávez inmediatamente vendió los bonos a los bancos venezolanos, que se desprendieron inmediatamente de ellos, para hacer el negocio que mencionamos más arriba.
Ahí estalló todo. Los operadores de Wall Street encendieron sus luces rojas, recomendaron “vender” todos los bonos argentinos que estuvieran dando vueltas por el mercado, haciéndolos caer un 13%. E incluso reapareció un viejo indicador, “el riesgo país”, muy de moda en los meses previos a diciembre del 2001. Llegó el viernes a 727 puntos en la medición que lleva el JP Morgan (que sólo mide la deuda emitida en dólares y bajo legislación extranjera) y a 1.000 puntos para Ecolatina, que mide la totalidad de la deuda, el riesgo país está ya en los 1.000 puntos.
El gobierno quiso dar marcha atrás, y ordenó… volver a comprar los mismos bonos que había vendido, ya que ahora estaban baratos. Así el lunes logró que estos volvieran a subir su cotización. Pero sólo por algunas horas, ya que a la tarde se conoció el nuevo “dibujo del Indec” y los bonos volvieron a derrumbarse. En el medio, el gobierno había despilfarrado varios millones de dólares más, mientras los buitres hacían ganancias fabulosas “comprando cuando bajaba” y “vendiendo cuando subía”.

Lo que se viene

En diciembre hay que pagar otros 1.500 millones de dólares por un bono que surgió del canje del 2005. Y para el 2009 vencen casi 20.000 millones de dólares (11.000 millones de capital y el resto de intereses) ¿Cómo se va a hacer para pagar?
El “plan” presupone que el año que viene se va a obtener un 11.000 millones de superávit fiscal (léase que ese dinero, que podría ser invertido para resolver las necesidades populares va directo a pago de deuda). Pero todavía va a faltar conseguir los 9.000 restantes. Se habla de que entre el superávit del Anses, un préstamo del BID y bonos de corto plazo colocados en bancos locales podría lograr 4.500. Pero todavía le faltarían otros 4.500, que, o bien se los presta Chávez, o habrá que afrontarlos con las reservas del Banco Central.
En síntesis: estamos, de nuevo, al borde de la quiebra. Discutiendo ante cada vencimiento, de dónde sale la plata para pagarla. Y, como tantas veces, saldrá del bolsillo del pueblo: la pagarán los trabajadores, los desocupados o los jubilados. La única política “realista” vuelve a ser, como lo dijimos tantas veces, dejar de pagar esta ilegal, inmoral y fraudulenta deuda externa, romper definitivamente con los organismos internacionales, y poner todo ese dinero al servicio de un plan económico que resuelva las más urgentes necesidades populares.


PD: ¿Ahorramos plata mintiendo con los números del Indec?

¿Cuánto se ahorró el gobierno? Se dice que 12.000 millones de dólares, por los 18 puntos de diferencia entre la inflación oficial y la real. Cada punto de inflación no declarado son 600 millones de dólares.
Pero el país la paga con la mayor tasa de interés. Y también por lo que paga de más con los otros bonos, los que ajustan por el incremento del PBI. La sobreestimación del PBI se calcula en dos puntos (se dice que la economía creció al 8% y lo hizo en realidad al 6%). Esto implica que por cada punto que se agranda el PBI, la deuda crece entre 200 y 300 millones de dólares.

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