jueves, 2 de abril de 2009

2 de Abril

Malvinas: un nuevo aniversario

Cristina cumplió en Chile con el “rito” que se repite cada vez que se reúnen los gobiernos argentino y británico: incorporó en su discurso un corto y respetuoso párrafo señalando que nuestro país “no renuncia a la soberanía de Malvinas”, agregando inmediatamente que “por supuesto, ello no debe obstruir las relaciones de amistad y cooperación entre los dos países”. El premier británico respondió que “Gran Bretaña respeta la libre decisión de los kelpers”. O sea que ni se sueñe con la devolución de las Islas. Luego de cumplido este “ritual”, ambos se dedicaron a lo que les importa: como participan los ingleses en el saqueo de la riqueza argentina. Sencillamente vergonzoso. Es que el gobierno de los Kirchner comparte con todos los gobiernos desde 1982 a esta parte la política de “desmalvinización”: hacer desaparecer Malvinas y cualquier atisbo de antiimperialismo de la memoria colectiva de nuestro pueblo.
Pero hoy, a 27 años del comienzo de la guerra, Malvinas sigue siendo una imagen, quizás la más lacerante de lo que somos como país: una semicolonia sometida a los poderes imperiales que nos saquean y mutilan nuestra soberanía. Por eso, al contrario de “desmalvinizar”, hay que recordar y reflexionar sobre lo que pasó. La historia de un gobierno genocida, el de Galtieri, que corroído por el repudio popular, se lanzó a una invasión “para salvarse”, creyendo, increíblemente, que contaría con el apoyo yanqui, del que era aliado en la “lucha contra el comunismo”. Pero, como era obvio, los yanquis apoyaron a los ingleses, y la maniobra de la dictadura se convirtió en una auténtica lucha antiimperialista. El pueblo argentino, a pesar del asco que sentía por la dictadura, se movilizó en masa en apoyo de nuestros soldados y de la causa malvinera. La solidaridad latinoamericana fue impresionante: Perú, Venezuela y Cuba incluso ofrecieron apoyo militar.
¿Se podía ganar? Los “desmalvinizadores” afirman que no, y que, en aquel momento y en cualquiera del futuro, sería una locura cualquier enfrentamiento serio con el imperialismo. Nosotros sostenemos que Argentina perdió la guerra porque la dictadura no quería ganarla. Se negó a tomar medida alguna contra los intereses británicos. Increíblemente durante el conflicto las empresas británicas en la Argentina siguieron realizando sin problemas sus negocios y remitiendo sus utilidades a Londres. Hoy en día, decenas de historiadores británicos vienen demostrando la endeblez de la posición militar británica, si la Argentina hubiera intentado seriamente ganar, expropiando las empresas británicas y aceptando la ayuda latinoamericana.
A 27 años seguimos señalando que la Argentina tiene pendiente su segunda independencia: la liberación definitiva de las cadenas del imperialismo, uno de cuyos eslabones son nuestras frías islas del sur en manos británicas, repudiando también la continuidad del pago de la ilegal, ilegítima e inmoral deuda externa, el saqueo de nuestro petróleo, gas y recursos mineros y la genuflexión de los gobiernos ante el poder del capitalismo imperialista.

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